viernes, 16 de mayo de 2014

Conexión

Después de varios días en que nadie me trasmitía buena energía o quizás era yo la que estaba cerrada a ella, encontré en mi camino a 3 personas que en nada se conocían, en un breve periodo de menos de 2 horas, que me trasmitieron la mejor energía y volví a creer que hay gente fantástica en el mundo. Pero a veces cuanto cuesta encontrarlas!

Una de ellas fue Amaya: Era la dueña en un puesto de artesanía en la calle del Ángel en Barcelona. Vendía unos cuadros con figuras de cerámica preciosas, cada una de las cuales representaban a un miembro de la familia: Papá, Mamá, niños...Lo mejor es que éstas se podían casi personalizar, ya que las había de múltiples modelos: rubios, morenos, altos, con gafas, recién nacidos, en su carrito, por lo que uniéndolas podrías tener una representación bastante realista de tu propia familia.












Así que no pude evitar comprar un cuadrito que representase a mí y a mi hija, para regalárselo y que así me tuviese presente siempre en su cuarto de una u otra forma.




También tenía unas pequeñas esculturas para poner las gafas o los cepillos de dientes que eran realmente originales y de buen gusto.




Esta claro que nuestras propias creaciones nos representan también a nosotros mismos, por ello, además de sus obras de arte, también quede encandilada con ella. La sentía tan conectada conmigo que una vez que empezamos a hablar ya no podíamos parar: Enseguida descubrí que Viajar era otra de sus grandes pasiones e intercambiamos opiniones de los lugares que nos habían impresionado más. En unos pocos minutos supe que tenía muchas cosas en común con ella y me quedé con la sensación de que Amaya era una persona llena de vida y arte y que ambas anhelábamos sensaciones similares.

Viajera infatigable con sus tres hijos, estuvimos hablando sin parar durante un rato de nuestras vidas, nuestros viajes y nuestros deseos, hasta que tuve que marcharme para reunirme con mi grupo.

Al poco rato al llevar a mi grupo al flamenco me encontré con Natalia, la chica que estaba a la entrada del tablao flamenco "El Cordobés", una italiana encantadora que me habló de su trabajo, sus aspiraciones y su vida. Me sentí en muchos aspectos tan reflejada con ella que le propuse que se hiciera guía. No se por qué pero tengo el presentimiento que al año que viene la veré en la reunión de guías de EF.

Y el último personaje de la noche fue un taxista con el que no paré de hablar desde que subí al taxi. Nuestro principal tema de conversación fueron  Madrid y Barcelona, de lo maravillosas pero tan diferentes que son ambas ciudades. Fue tan interesante que nuestras reflexiones las recojo en el próximo post: Madrid versus Barcelona

Gracias a ellos tres, el final del tour tuvo mucho mejor sabor de boca. Mi grupo de Vermont no estuvo mal, pero desde el primer momento hasta el último supe que no iba a haber esa conexión especial que sólo de vez en cuanto se produce entre personas o entre un guía y un grupo.

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