miércoles, 18 de marzo de 2020

Reinicio


Alguien ha pulsado el botón de reinicio. Dicen que el en 90 % de los casos un problema se soluciona reiniciando y eso es lo que está pasando.

Era el ordenador más perfectamente imperfecto. Estaba lleno de multitud de funciones que nos aseguraban una ilusoria área de confort en nuestras vidas: viajes a golpe de teclado, compras en cualquier lugar del mundo, montones de información de todo tipo, conexión inmediata y cualquier otra cosa inimaginable. Allí estaba todo a nuestra disposición y a una velocidad increíble. Nos sentíamos con todo el poder para hacer prácticamente cualquier cosa que quisieramos.

Es cierto que esta saturación a veces nos hacía olvidar lo realmente importante o no lo encontrabamos, porque cada día había algo más y aunque eso nos daba tranquilidad y pensábamos que lo teníamos todo bajo control, ha resultado que no es así. Todo rápido, eficiente y al momento, pero el ordenador estaba empezando a fallar. Lo estábamos saturando hasta el límite de sus posibilidades. 

Un día no sé sabe ni cómo, ni por qué, un virus atacó al ordenador central y desestabilizó el ya dañado sistema. Hubo muchos programas que simplemente dejaron de funcionar y desaparecieron, especialmente los más antiguos, otros no se abrían y daban problemas y otros inexplicablemente no se veían afectados. 

Pero el proceso era incontrolable y cada vez iba a más, su contagio era de una potencia inusitada. Pese a los potentes antivirus instalados la situación se estaba yendo de control y  no quedó otro remedio que pulsar el botón de reinicio.

Aún no se ha encendido de nuevo y estamos en ese proceso hasta que de nuevo se conecte. Este proceso es impredecible, aún no sabemos todo lo que estamos perdiendo y qué encontraremos cuando se encienda. Eso sin duda está generando una gran ansiedad porque sea como sea vamos a tener que re-adaptarnos. 

Sabemos que cuando empiece a aparecer esa pequeña lucecita azul de encendido habremos perdido mucho. Algunos programas requerirán un nuevo programador para repararlos, otros habrán simplemente desaparecido y la gran mayoría, sin saber cómo, se tendrán que adaptar a las nuevas circunstancias. 

Nuestro mundo es ese gran ordenador que simplemente se ha saturado porque quizás lo hemos llevado al límite y los virus sólo han acelerado un proceso que sin duda iba destinado irremediablemente al suicidio. Nosotros formamos todos parte de ese inmenso ordenador y los antivirus han sido todos y cada uno de los que con sus acciones han conseguido reparar muchos de los fallos de aquellos programas destinados irremediablemente a la desaparición. 

Cuando todo comience de nuevo nada será como antes, aunque lo intentemos para lograr la rutina de antaño. No volverá a ser igual y posiblemente tengamos que cambiar el sistema operativo y aunque al  principio solo echaremos en falta lo que perdimos, pronto nos daremos cuenta que el sistema funciona de nuevo: cada una de las cosas que consigamos recuperar tendrá un valor mucho más importante de lo que nunca tuvo. Apreciaremos cada uno de sus detalles con mucha más intensidad que antes, y así un café, un abrazo, un cine, un concierto, estar con los tuyos, sentirnos, querernos, tocarnos, esa sensación de seguir vivos, de que lo hemos superado nos hará más fuertes, más libres y quizá y si el programador lo quiere, mucho más sensatos.

Pero hay algo que jamás olvidaremos: y es que algo murió en cada uno de nosotros con cada uno de los programas que fueron eliminados. 

sábado, 7 de marzo de 2020

Adicción al coronavirus





Me levanto por la mañana y casi de forma automática enciendo la tele o pongo la radio. Sé que me hace mal pero estoy viciada y no lo puedo evitar. Salgo a la calle y enseguida necesito una nueva dosis. Quiero saber qué ocurre aunque al mismo tiempo esté más que harta de una y otra vez la misma noticia. Soy una drogadicta: a veces a mitad de la noche me despierto angustiada intentando saber qué habrá pasado. Así que de nuevo vuelvo a caer y me chuto esa basura por las venas, aunque solo sé que me hace mal. 

Finalmente han conseguido enviciarnos. Nos han inoculado el  miedo y aunque queramos huir de él no podemos. Ya hemos sido atrapados. De algo insignificante se ha creado una bomba explosiva que está paralizando buena parte de la actividad mundial. 

Me enfrento, nos enfrentamos, a una terrible amenaza creada artificialmente y que no tiene  sentido. Pero si hay algo que sí ha quedado claro es que quién haya querido poner esto en marcha lo ha conseguido. Para ello han utilizado los medios de comunicación como transmisores de esta epidemia de miedo y angustia, simplemente poniendo su foco en esas noticias, una y otra vez, haciendo que el resto de la realidad pase a ser irrelevante. 

Han pasado solo un par de semanas desde que estalló la crisis en España y cada vez más gente empieza a estar cansada de este sinsentido. Son realmente  las noticias sobre el coronavirus las que se han extendido como un virus y han contagiado a medio mundo. 

¿Cuándo va a acabar esta pesadilla? ¿Quién la ha puesto en marcha? No sabemos nada, únicamente que somos totalmente manejables e influenciables.

Esta epidemia que es mucho menos virulenta que otras cientos o miles que hemos tenido a lo largo de la historia, se ha incrementado de manera exponencial por la cantidad casi infinita de información que recibimos y consumimos.

Mientras la economía de muchas personas anónimas y miles de empresas de muchas sectores, pero especialmente el turístico, se descalabran, sé que hay alguien por ahí que se está forrando de verdad. ¿Hasta cuándo durará esta avaricia? No, no creo que  sea un tema de seguridad sanitaria, para mí es más algo más emocional e irracional. 

Como guía turística esta crisis, esta nueva droga, me ha afectado directamente. Si tienes la increíble suerte de que no se te cancelen tus tours, debes confirmar para poder trabajar que no has estado en Italia en los últimos 14 días y si es así, presentar un resultado del coronavirus negativo. Pero conseguir esta prueba no es tan fácil ya que queda a discreción del médico. Aún así, tu trabajo pende de un hilo, ya que hasta 24 horas antes pueden cancelarte tu próximo viaje. ¿Qué vamos hacer tantos guías cuyos únicos ingresos dependen del sector turístico y que además no recibimos ningún tipo de compensación cuando se cancela un viaje, porque como autónomos no tenemos prácticamente ningún derecho a nada?. 

Podemos buscar otro trabajo, pero no sabemos cuanto tiempo durará esta crisis. ¿Este mes? ¿Esta primavera?, ¿Toda la temporada?, ¿Todo el año?. Nos han puesto en la cuerda floja y como siempre unos caerán y otros sobrevivirán. 

Es una guerra, sin armas, pero tan letal como cualquier otra y no por el irrisorio índice de mortalidad, sino porque está destruyendo la sociedad poco a poco: prohibición de reuniones masivas, se cierran eventos públicos, aconsejan no besarse, no abrazarse, no relacionarse, no viajar, no moverse, trabajar desde casa. Quieren paralizarnos. Dirán que pretenden que no se extienda el virus, pero no se dan cuenta de que hay algo mucho peor que el coronavirus, que es el poder con el que han conseguido paralizar a medio mundo. Realmente nos hemos vuelto locos.

Si ya trabajar como guía era toda una aventura, un trabajo maravilloso pero inestable y dependiente totalmente de la demanda, ahora es simple y llanamente la incertidumbre absoluta y total. 

Al mismo tiempo sé que sobrevivireros, no tengo ni idea de cómo, seguramente siendo fuertes ante la falta absoluta de seguridad, viviendo día a día y adaptándonos a cualquier oportunidad laboral que se nos presente. 

Yo de momento he decidido que voy a dejar esta droga de la hiper información y aunque sé que el síndrome de abstinencia llegará enseguida, también sé que es la única manera de desengancharse y curarme de esta angustia que dura demasiado tiempo ya.