Hablaba un inglés muy difícilmente comprensible, y además lo hacía en tan baja voz, que la gran mayoría de las veces era prácticamente imposible saber de qué estaba hablando. No sé si eso se debía a que venía de Texas y su acento era mucho más marcado, o a su edad o a una mezcla de ambas cosas. Eso sí, siempre que terminaba de hablar, abría la boca y se reía con una amplia sonrisa. Así que la mayor parte de las veces, le respondía con un sí o con una sonrisa, porque casi nunca le entendía nada y realmente su cara era adorable.
Tenía 83 años y prácticamente no podía andar. No sé qué enfermedad padecía o qué problema tenía en la rodillas o si era simplemente la edad, pero lo cierto es que caminar distancias muy pequeñas suponía un enorme esfuerzo. Sin embargo, ahí estaba viajando conmigo y su mujer Linda.
Ella debía haber sido una eminencia dentro del mundo de la ginecología en USA. No llegaba a los 80 años y se le notaba una persona con una gran vitalidad y con una gran mente, pero en un cuerpo que también le iba fallando cada vez más a menudo.
Aunque ella sí subía y bajaba escaleras, siempre acompañada de su bastón, iba encorvada casi hasta mitad del cuerpo. Ambos hacían una pareja muy peculiar. Llevaban casados ocho o nueve años, pero parecía que fuesen ocho o nueve días. Todos en ellos era amor, cariño y comprensión.
Me llamó muchísimo la atención que alguien en su estado de salud vinieran hasta Europa cruzando todo el Atlántico para hacer un Tour de 15 días junto con un grupo de 20 personas por toda España. Al principio me produjeron una cierta lástima y lo primero que pensé fue ¿Qué está haciendo esta gente aquí? Pero poco a poco me fui dando cuenta de que su forma de ver la vida era particularmente diferente del resto. En lugar de quedarse en casa querían disfrutar cuanto fuera posible todo lo que el resto de la vida les diera por delante. Así que tenían programados después de este viaje otros tres más por distintas partes del mundo. Me impresionaron precisamente por eso, porque en lugar de quedarse en casa o irse a un viaje tranquilo, hacían como si tuvieran 20 años, aunque tuvieran un cuerpo de 80.
Se les veía tan mayores y con tan poca capacidad de andar, que cualquier persona que les veía enseguida se sentía con ganas de ayudarles. Así puedo asegurar sin ninguna duda, que fueron las personas del grupo mas privilegiadas durante todo el Tour, las que mejores habitaciones recibieron y quizás los que mejores mejor supieron apreciar cada uno de los lugares, los sitios, y la ayuda que tenían en cada momento.
Por eso George y Linda son mis personajes, personas diferentes que saben ver el otro lado de la vida, y que teniendo dinero saben disfrutarlo hasta sus máximas consecuencias.Creo que en esos momentos de sus vida les daba igual cómo o dónde morir, ya que lo que querían es morir viviendo.
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