Situación:
- Voy a hacer un circuito que nunca he hecho: "Encantos de Provenza y la Costa azul"
- No conozco algunos de los lugares que visitamos
- No he tenido tiempo de prepararlo porque acabo de terminar mis 3 back to back con EF.
- Tengo una nota diciendo que dos de mis clientes son MUY VIP y además son brasileños, y mi nivel de portugués es realmente básico.
- No tengo autobús, sino tan sólo una furgoneta y el equipaje no cabe en el mínimo maletero de forma que dos de las maletas tienen que ir dentro junto con mis clientes.
- Pero lo peor de todo es mi conductor, un checo que no habla inglés, ni español, ni francés, ni ninguna lengua cercana a la mía, tan sólo checo y realmente no sé como me voy a hacer entender. Por supuesto es la primera vez que sale de la República Checa.
Con estas premisas pensé que este circuito iba a ser un desastre, así que el mismo día que supe todo esto llamé al servicio de emergencias pidiendo que por favor me cambiarán el conductor lo antes posible. Como era sábado, me dijeron que hasta el martes no podría tener a otro nuevo, así que tuve que empezar mi circuito con Michael. Después de dos días con él, tenía algo muy claro y es que no quería que me lo cambiarán por nadie: por medio del lenguaje gestual pudimos entendernos, aunque los clientes no podían comprender que tuviéramos un conductor con el que el guía no podía hablar. Pero realmente lo más importante fue su actitud, siempre con una sonrisa, educado, atento y preocupado por la ruta y el bienestar de los clientes. Así qué conociendo a Michael tuve varios pensamientos, uno que es mejor lo "malo" conocido que lo bueno por conocer", pero sobre todo que no hay que dejarse llevar por las primeras impresiones y que sin duda la actitud es una de las virtudes fundamentales para cualquier tipo de profesión. Gracias Michael por todo lo que aprendí de ti.
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