domingo, 21 de marzo de 2021

De niña a mujer

Esa vez no voy a hablar de ninguna experiencia como guía turística, ya que desde hace más de un año no he tenido ninguna, ni de mi nuevo trabajo, ni de mis anhelos o expectativas. Esta vez voy a hablaros de algo más personal, pero que cualquiera que tenga hijas, lo habrá experimentado: el cambio tan radical de niña a mujer.

Van pasando los años y mientras tú envejeces tu hija crece. En uno de esos momentos como el de ahora, no me resisto a reflexionar sobre este momento. Mi hija tiene 12 años, y ni su cuerpo, ni su mente ni siquiera su espíritu se corresponden con lo que se supone es lo común a esa edad. Tiene 12 pero para mí es como si ya tuviera 14 o 15 y está en ese punto de su vida que me gustaría no dejar escapar, y nunca olvidar. Es una niña con deseos de ser mayor y una mujercita que es todavía una niña. El otro día me decía que si le iba a dejar ir con sus amigas al centro comercial o al mc donalds. Se me enterneció el alma, al ver sus deseos de crear un pequeño espacio personal, fuera de sus padres, donde hará prácticamente lo mismo que hace con nosotros, pero con sus amigas. 

Que bonito y maravilloso es verla crecer, aunque poco a poco te des cuenta de que se te escapa de las manos. Ahora no quiere que la coja de la mano cuando vamos por la calle, o que haga cualquier cosa fuera de lo normal, pues como que siente una cierta vergüenza de su madre. Se que no es con malicia, es solo que es consciente de ella como persona y de sus influencias sobre los demás. 

Ya no quiere juguetes, los ha aparcado de forma total. Ahora solo se interesa por su propia belleza, porque la ha descubierto y solo quiere ensalzarla en cada momento. Cremas limpiadoras, maquillaje y sobre todo ropa que le haga sentirse estilosa y guapa. Algún día descubrirá que realmente no necesita nada de ello, que ella misma resplandece por sí misma y que todo lo demás es innecesario. Pero de momento, no hay forma de hacerle entrar en razón y su coquetería a pasado a primer lugar. 

A veces la miro y me sorprendo.  El cambio ha sido totalmente progresivo, pero al mismo tiempo tan radical, que no sé dónde ha quedado la que hasta hace nada, era una niña total. Sé que lo sigue siendo y ojalá por muchos años conserve esa dualidad. Se que en ese cuerpo de mujer, que casi me alcanza en altura, se encuentra la misma personita adorable de siempre, pero que ha conseguido mejorar sus técnicas encandiladoras para hacerse con una nueva camiseta o un bolso de última moda. Tan pronto la sorprendo viendo dibujos en la tele como está conmigo disfrutando de una película de mayores. 







Como la gran mayoría, quiere crecer rápido, ser más mayor y vivir intensamente. Sueña con viajar con sus amigas, experimentar mil y una experiencias y exprimir la vida a tope. Sus sueños a su edad siempre tiene como fondo EEUU. No puedo entender la irresistible atracción que siente hacia todo lo que tenga que ver con ese país. Es cierto que ya hemos hecho juntos tres grandes viajes por EEUU, y cada vez le gusta más: la comida, la gente, la cultura, las marcas, las películas. Esta claro que la colonización cultural en ella ha funcionado perfectamente. El inglés se le da especialmente bien y cualquier referencia hacia algo de ese país o cultura es ensalzado totalmente. 


El otro día le dije que pensará como le gustaría verse de aquí a 20 años, cuando ella tenga 32, y  me dijo que es así como le desearía verse: "Viviendo en Los Ángeles en una gran casa, casada con un americano estupendo y con tres hijos: Bella, Kendall y Harry. Seré actriz y famosa directora de cine. Tendré un caniche toy marrón,  y todos mis hijos tendrán mi apellido y además voy a ser una madre molona." Madre mía, me dejó de piedra. No se si es bueno tener esos sueños de grandeza y sobre todo tener en tan alta estima el dinero, el éxito y sobre todo un país y una cultura, con todas sus luces y sus sombras.

De momento, aunque dejo que ella cree sus ilusiones,  también la advierto que eso que ella busca puede que no sea sinónimo de felicidad y que con una vida mucho más sencilla y simple puede ser igual o más feliz. Pero no quiero cortarle tampoco ningún ala, seguramente la vida ya se encargue de ello, mientras tanto que viva y desee lo que quiera.